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El Sitio de la Tradición Gaucha Argentina |
NUESTRAS
TRADICIONES EL HOMBRE |
EL
GAUCHO UNITARIO (1832-1852)
VENTURA R. LYNCH
Caracteres. Los mismos que el
anterior, menos el uso de la divisa y la barba, que la usa: bigote solo y pera
o cerrada toda.
Costumbres. Perseguido, sin hogar
fijo por temor de que le tocaran el violín, vagaba errante por la sabana pampeana,
comiendo donde podía durmiendo donde le tomaba la noche. En algunas ocasiones,
acosado por el hambre, favorecido por las tinieblas, llegaba hasta los rodeos,
desprendía su lazo, lo lanzaba, cogía un animal, lo degollaba y luego huía
llevando su botín.
Es con él que empieza la
historia del cuatrero.
Otras, ardiendo en deseos de
venganza, afilaba su facón, llenaba de cintas celestes su caballo y su chapeao
y penetraba hasta la plaza de los pueblos. Allí desmontaba, y atento el oído,
la rienda en las manos, se ponía a cinchar con toda la cachaza de que puede ser
susceptible el gaucho.
Verlo la partida y salir en su
persecución, era obra de segundos. Cuando ya la tenía a un paso, de un salto
se encontraba sobre su parejero, se golpeaba la boca y haciendo sonar las
caronas, emprendía la carrera guardando una cierta distancia.
Ganaba el campo porque a él le
debe su fama. Allí echaba pie a tierra, mataba a uno o dos de sus contrarios,
derrotaba al resto y se iba muy fresco a chupar con sus amigos.
A él debe su origen el gaucho
peleador.
Vestía chiripá, calzoncillo con
fleco, bota de potro, poncho de lana o de hilo, según la estación. Un ancho
tirador de cuero rodeaba su cintura. En su sombrero, igual o semejante al
de los federales, no se ostentaba divisa alguna. No se le caía el facón de
la cintura, ni en sus manos faltaba el inmortal talero.
Todas sus canciones eran unitarias.
No bailaba el federal por no acordarse de Rosas.
Se han conservado algunas de sus
poesías; por ejemplo ésta:
DÉCIMAS
Lo mesmo que la majada
que pande corta la punta
allá va todita junta
regüelta y entreverada,
ansí es la federalada
cuando la van a pelear,
no sabe más que balar
y apegársele al carnero,
de miedo que el aparcero
no se le vaya a copiar.
Da gusto ver a esa gente
con la vincha colorada,
parece hacienda marcada
de colorao en la frente,
no es porque no esté presente,
pero si la van a ver
es muy difícil conocer
de qué hacienda es la majada
por la cinta colorada
que es su gusto y su placer.
Siempre que andan todos juntos
y que naides los estorba
gritan pelando la corva,
que nos han de hacer dijuntos;
pero en cuanto ven los bultos
del Unitario asomar,
ya echaron a disparar
que el diablo se las pelaba
dejando en cada volteada
hasta el estribo 'e montar.
Por eso cuando la vemos
que ya medio arremolina
ya nos echamos encima
pa ganarles el tirón
porque es de una condición
esa hacienda federal
arisca como bagual,
cuando ve a nuestro aparcero
que con su güen parejero
le busca el lao del corral.
Ya en su tiempo se oye el marote,
el palito, el prado y otros bailecitos...
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