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El Sitio de la Tradición Gaucha Argentina
NUESTRAS TRADICIONES
CAZA Y FAUNA

 

 

CAZA DE PERDICES (1749-1753)

FRAY PEDRO JOSÉ DE PARRAS

 

La ocupación de estos días fue pasear por aquellas inmensas campañas a caballo, y la más especial era cazar perdices con caña, que es una de las cosas más extraordinarias que pueden verse.

El modo es éste: pónese en la punta de una caña larga, un lacito de cerdas de caballo. Cuando se ve la perdiz, se acude allá con el caballo y se hacen algunos círculos rodeando la perdiz hasta que ésta se arrima a algunas yerbecitas donde está sin moverse, y da lugar a que se le ponga el lacito por el cuello. Luego con la misma caña se le da en el lomo, y al tiempo de volar queda ahorcada. Pero debe advertirse que el caballo no debe parar cuando el jinete le aplica el dogal a la perdiz, porque parando el caballo, luego voló. Son sin número las que hay, y así en breve rato se cazan muchísimas. Estas perdices son las codornices de España, en el color, sabor, forma y figura, aunque sí son un poquito mayores. Otras son tan crecidas como gallinas pero de la misma especie.

 

LA CAZA DE LA PERDIZ (1807)

ALEJANDRO GILLESPIE

 

El día se ocupó en agarrar perdices, que se encuentran de a una, según el modo del país. Es de mucho menor tamaño que la europea, vuela rara vez más de cincuenta yardas, y cuando se baja en campo limpio, siempre" corre hacia la mata de pasto más cercana, donde se agazapa. Por supuesto, era fácil encontrarla. Nuestro instrumento era una vara larga rematada en punta, con un lacito de cerda en el extremo, y como todos nosotros íbamos a caballo, seguíamos la caza. Después de avistarla, empieza cada uno a describir un círculo en torno de la perdiz, reduciéndolo gradualmente hasta que la punta llega a su cabeza, con lo que se asusta, pero rara vez vuela, y el cazador la enlaza y cuelga del pescuezo. Un nativo jamás falla en el intento, y varias de ellas fueron tomadas a mano en la oscuridad. Perdices grandes, de mayor tamaño que nuestra gallina silvestre, fueron matadas durante el día por los mismos medios, y nos pusimos en contacto con algunos zorrinos, que nuestros perros, enseñados por una amarga lección, cuidadosamente evitaban.

 

CAZA DE PERDICES (1815)

JUAN PARISH y GUILLERMO P. ROBERTSON

 

Habéis oído que las perdices se cazan con perdigones, pero quizás no sospecháis cómo se agarran en aquellos países. Caminamos unas quinientas yardas desde la casa, seguidos por dos gauchos a caballo. Cada uno tenía en sus manos un rebenque. Luego vimos veintenas de perdices atisbando con sus cabecitas por encima del pasto. Los gauchos se dirigieron al primer par que vieron, e inclinándose hasta la mitad del costado del caballo, comenzaron a describir (con sus rebenques) un gran círculo alrededor de las aves, mientras éstas, con ojos ansiosos, seguían el movimento. Gradualmente, el mágico círculo se estrechaba y las perdices encantadas, se asustaban más y más, sin intentar escaparse. Quedaron estupefactas, y los peones, acercándose a ellas, con un súbito y diestro golpe de rebenque les dieron en la cabeza. Las pequeñas inocentes fueron entonces, no metidas en morral (porque los gauchos no tienen tal chisme de caza), sino colgadas, una por una, de un tiento del recado; luego de tomar así seis yuntas, aproximadamente en quince minutos, retornamos a las casas...

 

CAZA DE PERDICES (1825-1826)

JOSÉ ANDREWS

 

Me sorprendí también mucho al observar la destreza con que esta gente agarra perdices. Esto se ejecuta mediante un lacito de cerda fijado en la punta de una caña. Cuando van de galope, la mirada del gaucho, notable por su rapidez, descubre la perdiz; al instante da vuelta el caballo y describe un círculo alrededor de la presa, que va gradualmente estrechando. La perdiz, que atiende al lacito corredizo y desdeña al engañador, que se aproxima cada vez más, se confunde y en vez de volar, permite la enlace del pescuezo y la levante como a un pescado. El jinete la cuelga en la cabezada del recado, y luego galopa en seguimiento de sus compañeros, a los que pronto alcanza. Mediante esta manera de atraparlas, diariamente teníamos abundancia de perdices para cenar.

 

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