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El Sitio de la Tradición Gaucha Argentina |
NUESTRAS
TRADICIONES LA INDUMENTARIA |
INDUMENTARIAS
MASCULINAS (1820-1900)
JUSTO P. SÁENZ (h)
REGIÓN PAMPEANA
(Provincia de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y Córdoba, mitad Este de La Pampa y
todo Río Negro).
Época de uso: 1820-1852
Gorro de manga
(cualquiera de sus tipos) color rojo, o sombrero blando de copa, alas cortitas
con barbijo.
Pañuelo al cuello, puntas
media espalda.
Camisa con mangas
flotantes, modelo ruso y pechera con florestas y nido de abeja.
Chaleco antiguo, coIor
rojo, borde inferior recto, con solapitas, cruzado o derecho (que se llamaba
"armador"), puesto sobre la camisa desprendido (sin blusa ni saco).
Faja pampa de puntas
pendientes hasta medio muslo.
Tirador antiguo de paño o
gamuza, bordado, rastra de dos patacones (o cuatro, dos yuntas de éstos).
Facón largo y trabuco o
pistolas.
Chiripá colorado, negro o
a franjas, más bien corto, sobrepasando en poco las corvas.
Calzoncillo cribado.
Botas de potro, cosidas
en la punta o de "medio pie".
Espuelas nazarenas, de
plata o hierro.
Boleadoras a la cintura.
Variante. Las mismas
prendas pero con chaqueta antigua, con solapitas, muy corta o a modo de frac,
sin cola.
Época de uso: 1820-1880
Sombrero porteño,
ribeteado, de copa redonda o hundida, marrón negro, lo mismo que panamá de copa
y alas chiquitas.
Pañuelo de seda al cuello
o en forma de albornoz, [también colocada bajo el sombrero, tapando la nuca].
Saco antiguo, de
preferencia negro, [cortito, con cuatro botones y solapas cerradas arriba, con
trencilla, de barracán o paño inglés (hombros a la francesa)]; 4 botones,
cortito.
Chaleco antiguo, borde
inferior recto, con solapitas, cruzado o derecho (que se llamaba armador).
Camisa común, sin cuello,
de pechera con alforcitas.
Faja pampa.
Facón a la cintura. Puede llevar también trabuco o pistolas de
fulminante.
Tirador con rastra de
botones. [Puede ser de paño, bordado].
Chiripá negro, pampa o de
"a pala".
Calzoncillo cribado.
Botas de potro.
Espuelas de plata o
hierro, de rodete ("nazarenas").
(Este modelo puede llevar
boleadoras a la cintura o no, y poncho al brazo o sobre el hombro).
Época de uso: 1860-1900
Sombrero porteño,
ribeteado, de alas cortas (6 ctms. o menos), copa redonda, más bien alta, sin
abollar, con barbijo.
Pañuelo de seda al
cuello, llegando a media espalda.
Blusa
"corralera" no muy corta, que llegue a la mitad o borde inferior del
tirador (sin bordados) y de preferencia negra.
Camisa común, sin cuello,
con alforcitas en la pechera.
Faja pampa o tipo vasco.
Tirador con rastra y
monedas, de suela.
Cuchillo a la cintura o
facón de pelea.
Chiripa de merino negro,
largo (2 x 1.30 m) con ningún o escaso bordado.
Calzoncillo blanco,
largo, de puño.
Bota porteña, de caña
blanda, cortita, negra.
Espuelas nazarenas, de
plata.
Poncho de verano al
brazo. (Puede llevar boleadoras a la cintura).
Variante:
Sombrero porteño,
ribeteado.
Blusa cortona, hasta el
borde inferior del tirador, pero con bordes rectos, con "religiosa",
abierta a todo lo largo, menos en el cuello.
Chiripá negro o pampa.
Cuchillo a la
cintura. Culero pampeano, colocado
atrás, semicircular. cortito y con flecos (no pasa de medio muslo).
Tirador de suela o
carpincho, con botones y rastra.
Bota fuerte (de becerro)
o alpargatas antiguas con cintas 5,, medias de lana blancas con franja roja,
estiradas hasta bajo de las rótulas.
VESTIMENTA
GAUCHA (1830-1834)
ARSENE ISABELLE
-El poncho es una
vestimenta no menos indispensable para viajar por esas llanuras, porque
preserva a la vez de la lluvia, del polvo, del calor y del frío. Es una pieza
de lana o de algodón, o de lana mezclada con algodón, pero por lo general de
lana, cruzada por anchas rayas de diversos colores; tiene siete palmos de ancho
y doce de largo, con una abertura de un pie, en el medio, para pasar la cabeza.
El poncho que se parece
bastante a la casulla de un cura, está revestido, por lo común, de una tela
azul cielo, verde o escarlata. Hay también muchos ponchos de paño con un cuello
levantado, pero sólo lo usan los ricos; la plebe lleva ponchos ordinarios
fabricados en el interior. Es también necesario, si quiere ser bien visto, ser
tratado en amigo por los gauchos, agregar al poncho el chiripá, los
calzoncillos, las botas de potro, y las espuelas monstruos. El chiripá es
también una pieza de lana roja, azul o verde, y nunca de otro color, que se
pone alrededor de los riñones y que cae más abajo de las rodillas como una
túnica, sujetándose sobre las caderas por medio de un cinturón de cuero, que
deja pasar en la espalda un cuchillo envainado. Algunas veces, los novios o los
enamorados se hacen un chiripá con el chal de su amada; entonces se los ve, con
la guitarra en la mano, improvisando, sobre cantos de iglesia, versos rimados
que cantan a la puerta de su china o de una pulpería.
El calzoncillo es un
largo calzón blanco a franjas o bordado en su parte baja; las botas de potro se
fabrican con la piel, sin curtir, de las piernas del caballo, de manera que los
dedos queden libres; la curva de la pierna forma el talón de la bota. Otros,
principalmente en Entre Ríos, se sirven de pieles de gatos salvajes (botas de
gato). Sucede a menudo que un gaucho mata un potro tan sólo para hacerse un par
de botas. Raspa bien la piel con su cuchillo, siempre muy afilado; después soba
las botas con las manos, siempre sobando, hasta que están bien suaves.
El tocado del gaucho
consiste, en la Banda Oriental, en un sombrero redondo de anchas orillas
planas; y en Buenos Aires, en un sombrero muy pequeño, de alta copa, de
estrechos bordes, colocado de costado sobre un pañuelo anudado como pañoleta
bajo el mentón; el sombrero, encajado apenas sobre la cabeza, se sostiene por
una cinta negra. Gran número de gauchos, tanto en la Banda Oriental como en
Buenos Aires, llevan un bonete frigio, rojo, revestido de verde y adornado con
cintas tricolores en su extremidad. La chaqueta, pequeña casaca corta como la
de un marino, es azul, roja o verde, sea de paño y otra tela. En 1834, el
partido de Rosas en Buenos Aires, había adoptado un traje muy pintoresco:
chaqueta verde, chaleco rojo, pantalón blanco y sombrero redondo con una
escarapela azul y blanca.
VESTIMENTA
GAUCHESCA (1865-1868)
RICHARD ARTHUR SEYMOUR
Una reunión de gauchos en
domingo y principalmente si se celebran carreras de caballos o corridas de
sortijas, etc., es espectáculo muy pintoresco.
La corrida de sortija es
el juego favorito de los nativos en sus festividades, y consiste en lo
siguiente: Se cuelga un pequeño anillo de un hilo y los competidores, con un
palito en la mano, pasan a toda furia tratando de llevarse la sortija ensartada
en él. Esto naturalmente requiere una gran habilidad y el jinete que lo logra,
es saludado con aplausos recibiendo un anillo como premio a su destreza.
Al brillo de la escena,
contribuyen poderosamente los vivos colores de las camisas de los concurrentes,
con sus anchos cintos cubiertos de monedas de plata, sus largos cuchillos y
arreos ecuestres, a veces de monedas de pura plata, ya que generalmente llevan
en estas galas toda su fortuna.
El traje nativo consiste
en un par de amplios calzoncillos ornamentados en su parte inferior y
ribeteados con flecos, sobre los cuales se usa una prenda llamada chiripa, cuya
forma se parece a la de un chal. Las dos puntas de éste, se sujetan con una
faja alrededor de la cintura, colgando la parte del medio como, una bolsa y
formando una especie de pantalón muy suelto. El chiripá, que puede ser de cualquier
género, como lana, algodón, alpaca o paño, es de colores brillantes y tejido a
rayas, pero aquel que generalmente se considera elegante, es hecho de paño
negro ribeteado de escarlata, que luce muy bien con calzoncillos blancos y
camisa roja. Botas de confección, con su parte superior roja o verde, úsanse en
las grandes ocasiones, pero las que se ven los días de trabajo, son por lo
general de cuero sin curtir, extraídas de las patas traseras de una yegua.
El garrón forma el talón,
cercenándose la pata del animal justo sobre la articulación del nudo, de manera
que, una vez cortada en redondo la piel de la parte superior de la pierna, toda
ella puede sacarse de revés como un guante. Se le raspa (se lonjea) el pelo y
se soba la bota a mano hasta que queda tan suave como una cabritilla. En la
punta, queda abierto un orificio para el dedo gordo, que puede ser cosido si
así se desea, pero lo habitual es que se vea asomar por él un dedo moreno. Es
necesario atarse las botas de potro sobre la pantorrilla con ligas, pues no
alcanzan a ceñir la pierna de uno.
Como el gaucho no tiene
bolsillos en ninguna prenda de su atavío, siempre usa un ancho cinto de cuero,
llamado tirador, con bolsillos que contienen cuanto él necesita: tabaco, papel
de fumar, y eslabón y pedernal. Calzado atrás de este cinto, porta un largo
cuchillo, completando su indumentaria, un pañuelo atado flojamente al cuello o
alrededor de su cabeza bajo el sombrero, las boleadoras, sujetas en la cabecera
del recado o abrazando su cintura, y el lazo, arrollado tras el apero.
Las boleadoras, usadas
para apresar el yeguarizo cimarrón, avestruces o venados, consisten en dos
grandes bolas de madera o piedra, forradas en cuero y unidas a dos sogas o
tiras de cuero de igual largo, el que oscila entre tres o cuatro pies (noventa
a ciento veinte centímetros). Al extremo de estas dos tiras, va unida una
tercera, amarrada a otra bola más pequeña en su opuesto ápice. El gaucho toma
las boleadoras por esta última bola, las revolea en torno de su cabeza y, a
todo correr de su caballo, las arroja en dirección al animal que trata de
capturar. Su blanco viene a ser las patas traseras del fugitivo y el paso a que
va éste, pronto hace que las bolas giren y giren, hasta que dichos miembros
quedan estrechamente trabados entre sí, ocurrido lo cual, indefectiblemente
rueda por el suelo. Para avestruces y venados, empléense unas boleadoras más
pequeñas, de plomo o hierro. Hay que tener mucha práctica para poder bolear un
determinado potro o yegua entre una manada que huye sin desperdigarse.
El traje gaucho es muy
cómodo en tiempo caluroso y nosotros muy a menudo lo usábamos. Tiene también la gran ventaja de su
baratura, además que aguanta, mejor que un paño fino o fustán, el rudo trato
que se ve obligado a darle el poblador en sus faenas.
VESTIMENTA
GAUCHA (1870)
JUAN MANUEL BLANES
El gaucho usaba sombrero
blanco, gris o negro. Siempre con la cabeza atada. Sobre todo
"presumiendo" llevaba chaqueta pero no andaluza sino de cuello parado
y un poco curva, pues no se podía prender. Siempre adornada con trencilla
formando picos o eses, y en los bolsillos laterales de la chaqueta la
trencilla. Luciendo un pañuelo de seda de colores vivos. El cuello de la camisa siempre prendido.
El chiripa generalmente,
de un pañete negro o azul celeste ribeteado con cinta y nunca pasaba de quince
milímetros de ancho, pero el gaucho más armado llevaba chiripá de un reboso
antiguo de colores vivos por la guarda de flores y gran fleco de un palmo de
ancho, casi arrastrando. El calzoncillo ancho azulado con azul por la
lavandera, cribo ancho y fleco angostito de dos centímetros o poco más, pero
muy nutrido de hilos lo que lo hacía gordo.
El chaleco muy abierto,
prendido muy abajo, con tres botones esféricos brillantes, y el género paquete
(terciopelo o raso, y los pobres de cretona, que ya no se encuentra)
El pañuelo de la cabeza a
veces forrando todo el cráneo, y otras como vincha; en el primer caso cayendo
las puntas en confusión con el cabello largo, muy comúnmente rubio en el hombre
porteño; no se afeitaron hasta que vino la Federación de Rosas, en cuyo tiempo
no se usó más que el bigote solo o toda la barba larga.
Siempre puñal, cuchillo
cabo guampa con birolas. Cuando era de plata lo usaban delante, a la derecha.
La faja de atar el chiripá era ordinariamente de lana inglesa, muy conocida,
pero algunos paquetes llevaban ceñidor de seda cochinilla, y como la de lana,
colgaban las extremidades o sobre los glúteos o hacia la derecha. El
calzoncillo tenía una serie de alforcitas muy estrechas desde muy abajo de la
rodilla y después un cribo angosto (que llamaban embutido) y luego un gran
cribo, después. del cual y antes del fleco, otro cribo angosto.
La bota era en los
paquetes de gato, tan fina como la cabritilla y siempre blanca o con delantal
blanco, con los dedos afuera, y los menos paquetes la de potro o yegua, muy
descarnada pero con delantal blanco.
La espuela grande como la
de aquí y los más afortunados en el juego, la usaban de plata, como la de aquí;
más tarde el porteño tuvo por charra la espuela muy grande de plata, y la
redujo a una espuela muy decente. El rebenque generalmente de mango corto con
birolas, pero con zotera larga y ancha.
Era uso llevar el poncho
muy bien doblado sobre la cabezada del recado por delante, y algunas veces
en. el brazo, siempre muy bien doblado el poncho.
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