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El Sitio de la Tradición Gaucha Argentina |
NUESTRAS
TRADICIONES FAENAS CAMPERAS |
LA
TROPILLA (1886)
EMILIO DAIREAUX
Los potros nacidos en la manada,
cuando llegan a la pubertad son expulsados por los celos del caballo padre
y entonces se reúnen en tropillas, dirigidas por una yegua, alrededor de la
cual se agrupan después de la castración. Estas tropillas son las destinadas
a la elección de los caballos de servicio; pero no se constituyen sin algún
trabajo. Los caballos de que se componen, son necesariamente caballos castrados.
La cría libre no permite la existencia de muchos padres, en los límites de
una propiedad, porque como los caballos no viven en rebaños como los carneros,
o el ganado vacuno, sino en familias sometidas a un jefe, la presencia de
muchos caballos padres produciría luchas cuyo resultado sería la dispersión
de piaras enteras perseguidas por el más vigoroso o más reñidor.
Antes que la tropilla compuesta
de caballos castrados merezca este nombre y pueda llenar su objeto, tiene
que sufrir dos operaciones. Es preciso entablarla, esto es, establecer entre
los animales que la componen un lazo de familia, ilusorio pero necesario,
y enseguida domar uno a uno los potros cuando tienen la edad y la fuerza convenientes.
Para entablar es preciso habituar al ganado al sitio elegido para que paste
y en el que debe vivir y encariñar unos con otros a los animales que lo componen.
La operación es la misma, trátese de una manada sometida a un caballo padre
o de una tropilla confiada a una yegua (madrina), con una diferencia, que
ésta ejerce una especie de autoridad pasiva, no la positiva que tiene el caballo
padre. Es necesario, en consecuencia, dirigir esa pasividad, agrupar la familia
alrededor de su jefe, acostumbrándola al cencerro que lleva, lo que ha de
ser de gran utilidad en los viajes largos. Cuando esto se haya conseguido
y se quiera acampar durante la noche en un terreno de cualquier llanura desconocida,
bastará trabar la yegua para que los caballos pasten en torno suyo libremente
sin intentar alejarse.
LA
TROPILLA (1825)
FRANCISCO BOND HEAD
Esta etapa es el ejemplo
más típico que conozca de los viajes sudamericanos. Salimos, galopando con
setenta caballos por delante. Todos iban sueltos, y el campo era de arena
caliente cubierto de árboles y zarzales. Los árboles principales son algarrobos
de forma y tamaño de manzanos y suficientemente altos para ocultar los caballos.
Este arreo de animales salvajes iba a cargo de un peón y un muchacho, y era
sorprendente, cuando yo galopaba por el camino, ver a estos sujetos, cruzar
constantemente como flecha la senda delante de mí, en persecución de los caballos,
que nunca se veían en el camino. En las llanuras pastosas también es admirable
ver cómo se arrean tropillas de caballos y es un bello espectáculo de equitación
el ver al gaucho a todo correr entre los árboles, a veces en el costado del
caballo, y otras agachados sobre el pescuezo para evitar las ramas. El camino
de rodados es un espacio despejado de grandes árboles; pero a menudo cubierto
de arbustos que se doblan al paso del carruaje del modo más extraordinario.
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