www.TRADICIONGAUCHA.com.ar El Sitio de la Tradición Gaucha Argentina |
EFEMERIDES
HISTORICAS ARGENTINAS |
12
de Septiembre de 1847 – Fallecimiento de Joaquín Campana
Nació
en Montevideo en el año 1783, siendo sus padres Andrés Campbell
–irlandés- y Bárbara Espínola, portuguesa afincada
desde tiempo atrás en la ciudad. Los progenitores de Joaquín
fueron personas de posición social destacada y de fortuna.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Real Colegio de San
Carlos de Buenos Aires, trasladándose luego a Córdoba donde
siguió humanidades y jurisprudencia, doctorándose en leyes en
los tradicionales claustros de la casa fundada por el obispo Trejo. Para entonces,
los Campbell habían castellanizado su apellido, pasando a ser conocidos
como Campana.
En “Tomas de Razón”, se ha consignado que Joaquín
Campana el 4 de Junio de 1803, fue habilitado como Agente Fiscal de la Real
Hacienda por tiempo indeterminado.
Al organizarse las milicias urbanas Campana se incorporó al Cuerpo
de Patricios, participando como oficial en las heroicas jornadas de 1806 y
1807 contra los ingleses, como lo certificó con su firma el coronel
Saavedra en un documento fechado el 18 de Noviembre de 1806.
Rubricó el Acta del Congreso General del 14 de Agosto de 1806 “para
afirmar la Reconquista, junto a la de los funcionarios más importantes
de la Real Fortaleza”.
En los prolegómenos del Pronunciamiento de Mayo, Campana actuó
en el grupo patriota que buscaba un cambio, en la estructura política
y social del Virreinato, desempeñándose como secretario de Saavedra
que lo honraba con su amistad y confianza. Figuró en el “Cabildo
Abierto” del 22 de Mayo, votando en contra de Cisneros y en apoyo de
la fórmula propiciada por Saavedra.
En los acontecimientos producidos en la capital los días 5 y 6 de Abril
de 1811, recordados con desdén como la “revolución de
la gente de medio pelo”, tuvo destacada actuación, siendo el
verdadero inspirador de la sedición e intérprete de la voluntad
popular. Fue el vocero de los revolucionarios y el autor de los diecisiete
puntos que se exigieron al gobierno pusiese en marcha, para poner punto final
al conflicto. Como consecuencia de los cambios producidos por el Cabildo y
la Junta Grande, entró a formar parte de esta última reemplazando
a Hipólito Vieytes en el importante cargo de secretario de Gobierno
y Guerra.
Para entonces los ingleses, a quienes no convenía la guerra en América,
tramitaban una mediación entre España y sus antiguas colonias.
Tarea difícil y por demás complicada, que encontró obstáculos
insalvables. Por supuesto que la designación de Campana como secretario
de Gobierno y Guerra, no fue del agrado de lord Strangford, encargado de llevar
a buen término la negociación, pues se lo sabía demasiado
independiente y poco inclinado a entrar en ningún tipo de componendas.
Los funcionarios británicos –desde los tiempos de Moreno en adelante-
se habían acostumbrado a tratar con hombres a quienes conducían
fácilmente. Joaquín Campana no era de ésos y los ingleses
lo sabían.
El 18 de Mayo de 1811, en un documento de notable factura. Campana decía
a lord Strangford: “Estas Provincias, exigen manejarse por sí
mismas y sin riesgo de aventurar sus caudales a la rapacidad de manos infieles…..
Para que el gobierno inglés pudiese hacer los efectos de un mediador
imparcial es preciso que reconociese la independencia recíproca de
América y de la Península, pues ni la Península tiene
el derecho al gobierno de América ni América al de la Península”.
Fue esta la primera vez que en forma oficial se habló tan concretamente
de independencia, lo cual indignó a Strangford que envió de
inmediato a Sarratea a Buenos Aires, para que pusiese coto a las “locuras
de la chusma de medio pelo” que dominaba al gobierno. Posteriormente
Campana fue expulsado de la Junta Grande, por disposición del Comité
Patriótico morenista, que a pesar de que muchos de sus miembros sufrían
detención o exilio, continuaba siendo un factor preponderante en todas
las resoluciones que se adoptaban.
Según una versión familiar, en la noche del 17 de Setiembre
el doctor Campana fue secuestrado de su domicilio y llevado detenido a Areco,
donde se lo instaló en la cárcel.
Al reunirse la Asamblea General Constituyente en 1813 para tratar la organización
y gobierno que se daría al país, sancionó una ley que
favoreció a todos los incursos en delitos políticos y militares
con las únicas exclusiones de Cornelio Saavedra y Joaquín Campana.
El presidente, tras muchas vicisitudes, consiguió volver a Buenos Aires
y que se lo reivindicara moral y materialmente. Campana no tuvo esa dicha.
Durante mucho tiempo permaneció recluido en Areco, instalándose
después en Chascomús, teniéndosele prohibido entrar en
la capital. En 1829, se embarcó en la goleta Rosa para Montevideo,
con el propósito de radicarse definitivamente en aquella ciudad para
ejercer su profesión de abogado.
Pero se habían producido muchos acontecimientos que cambiaron el escenario
político rioplatense y dieron oportunidad al doctor Campana para poner
de manifiesto sus brillantes aptitudes. La Banda Oriental se había
independizado y el sufragio de sus conciudadanos lo llevó a formar
parte en calidad de senador, de la primera legislatura con que contó
la nueva república, siendo posteriormente reelegido varias veces, llegando
a desempeñar la vicepresidencia del Cuerpo por un largo período.
Cuando ejercía su mandato de legislador, la Asamblea General en mérito
a su prestigio intelectual, lo designó miembro del Superior Tribunal
de Justicia. En esa importante función cumplió una delicada
tarea ante el gobierno argentino, relacionada con los pasos para embarcaciones
en el estuario del Río de la Plata. Su gestión en ese espinoso
asunto fue tan eficaz que conformó a los dos gobiernos y dio bases
jurídicas para futuros acuerdos.
Dedicado posteriormente a promover la cultura y la educación, desempeñó
sucesivamente los cargos de inspector general de Escuelas e inspector general
de instrucción pública, en la década del 30. Falleció
en Montevideo el 12 de Setiembre de 1847, rodeado de la estima y la consideración
de todos sus compatriotas. No pudo volver a Buenos Aires, la ciudad que de
joven defendió contra los soldados de Beresford y Whitelocke, quedándole
la satisfacción de que su hermano, el doctor Cayetano Campana, que
como él se formara en el Real Colegio de San Carlos y obtuviera su
doctorado en leyes en la Universidad de Córdoba, pudiera continuar
siendo útil a la causa de la comunidad de los pueblos rioplatenses.
No obstante, Cayetano también supo del exilio por su adhesión
a la política de Juan Manuel de Rosas. Fue uno de los firmantes de
la ley que otorgó al Restaurador “facultades extraordinarias”.
Para quienes continuamos creyendo que la voluntad popular es el único
motor que puede generar una auténtica democracia, la figura señera
de Joaquín Campana cobra dimensión. Su verbo encendido fue el
que arrastró a los “orilleros” a salir de los arrabales
para realizar el primer acto popular de que se tenga memoria en ambas márgenes
del Plata.
Fuente: Mario Arturo Serrano – Cómo fue la revolución
de los orilleros porteños, Buenos Aires (1972).
Oscar
J. Planell Zanonem - Oscar A. Turone
Agrupación
Patricios Reservistas
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
EFEMERIDES REDACTADAS POR LA AGRUPACION PATRICIOS RESERVISTAS
suipachapatricios@yahoo.com.ar