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EFEMERIDES
HISTORICAS ARGENTINAS |
18
de Noviembre de 1866 – Fallecimiento del Cnl. Ramón Rodríguez
Jefe del Regimiento de Infantería 1 “Patricios” entre 1845
y 1847
Nació en Buenos Aires en 1792. Fue su madre doña Faustina Antonia
Lima. El 12 de agosto de 1811 era ayudante del Escuadrón de Caballería
Patriótica de San José; y con el empleo de ayudante mayor se
le encuentra en las milicias de Gualeguaychú, el 15 de julio de 1812.
Hizo la campaña de Entre Ríos en este último año,
a las órdenes del Representante D. Manuel de Sarratea, habiendo sido
comisionado por el comandante general D. Hilarión de la Quintana cerca
de este Gobierno después de efectuado el nombramiento de diputado por
la Asamblea General.
En marzo de 1813 pasó a formar parte del Regimiento 7º de Infantería,
en el cual fue reconocido como teniente de la 4ª compañía,
el 3 de junio de aquel año, y teniente 1º de la de granaderos
el 1º de diciembre de igual año, fecha en que salió con
su cuerpo para el Ejército del Norte. Rodríguez fue uno de los
oficiales que con las armas en la mano, reprimieron la sublevación
del Regimiento 7º en la Guardia de la Esquina, en enero de 1814. El 27
de noviembre de 1815, con los 93 hombres de su compañía, se
batió en el Cerro de Viluma, contra un batallón del ejército
real hasta haber agotado sus municiones, retirándose bajo los fuegos
del enemigo. El 28 del mismo mes fue atacado en la quebrada de aquel Cerro
por fuerzas muy superiores, sosteniéndose hasta el total agotamiento
de sus municiones. Y en la foja de servicios de este glorioso guerrero, redactada
el 31 de agosto de 1832, se lee el siguiente párrafo altamente honroso:
“El 29 del mismo (noviembre) marchando sobre los enemigos con “un
pedazo de hoja de su espada en el puño, por haberla roto en los días
anteriores para obligar a la tropa a cumplir su deber, le fue presentada la
del mayor general del Ejército, Brigadier D. Francisco de la Cruz,
por uno de sus ayudantes de campo, diciéndole que el mayor general
del Ejército fiaba su espada al capitán de cazadores del Batallón
Nº 7, porque le constaba en qué brazo la depositaba. Sostuvo con
brillo el puesto cuando cargó por su frente la línea enemiga,
perdiendo sus dos oficiales subalternos y el corneta. Se halló en la
acción de Sipe-Sipe y en cuya derrota acreditó su disciplina
militar para organizar la tropa retirándose a la ciudad de La Plata
encargado del Detall”. El 16 de diciembre de 1813 fue ascendido a ayudante
mayor de su batallón, y a capitán, el 26 de julio de 1814, pasando
a cargo de la compañía de cazadores del Nº 7, el 10 de
enero de 1815.
En Julio de 1816 pasó a Buenos Aires, comisionado ante el Gobierno
Directorial por el general Rondeau. El 27 de noviembre del mismo año
fue nombrado Juez Fiscal de la Comisión Militar Permanente. Revistó
en octubre de aquel año en el Regimiento Dragones de la Nación,
destacado en Lules, con la nota: “En Buenos Aires”. El 31 de diciembre
de 1816 pasó a la 1ª compañía del Batallón
de Cazadores Nº 2 (después “Río de la Plata”,
de nueva creación, en el que fue graduado sargento mayor, el 22 de
mayo de 1817, grado que había solicitado el 19 del mismo mes, solicitud
en la que decía que hacía 5 años que era capitán,
en campaña “sin que el haberme batido desventajosamente con el
enemigo en varias ocasiones con toda energía” le hubiese permitido
un progreso. Desde fines de 1818 hasta principios de 1819 hizo la campaña
contra los disidentes de Santa Fe, a las órdenes del general Juan Ramón
Balcarce. Se halló en la toma de las fortificaciones del Paso de Aguirre,
el 27 de noviembre de 1818, a las órdenes del coronel Bernabé
San Martín; en la acción de Saladillo y en todas las guerrillas
que sostuvo el ejército directorial en el Rosario. Mandó la
fuerza que sostuvo el reembarco en este último punto para replegarse
sobre San Nicolás, habiendo sido el mayor Rodríguez el último
en embarcarse, sufriendo con tal motivo los fuegos de los enemigos
En seguida volvió a tomar parte en la nueva campaña al mando
del general Juan José Viamonte, hallándose en el choque del
Espinillo y en todas las guerrillas que sostuvo el ejército en las
proximidades del Rosario, evitando con su alerta vigilancia una sorpresa que
pretendieron llevar los disidentes al ejército para arrebatarle el
ganado. Fue comisionado para venir a Buenos Aires, cerca del Gobierno, y también
recibió la comisión de organizar el 3er Batallón de Argentinos
a las órdenes del general Aparicio. El 1º de noviembre de 1819
recibió la efectividad de sargento mayor, desempeñando tales
funciones interinamente en el Batallón 2º de Cazadores desde el
mes anterior.
Tomó parte en la campaña de 1820 a las órdenes de los
generales Soler y Rodríguez, incorporado al 2º de Cazadores; asistiendo
a la batalla de la Cañada de la Cruz, el 28 de junio de aquel año
y a los combates que tuvieron lugar en Buenos Aires desde el 1º al 5
de octubre del mismo, con motivo de la rebelión del coronel Manuel
Vicente Pagola, levantado en armas contra el gobernador, general Martín
Rodríguez. Las tropas que mandaba el primero se atrincheraron en la
plaza de la Victoria y sus adyacencias, y fue necesario librar terribles combates
para desalojarlas y obligarlas a rendirse. En ellos actuó Rodríguez
a órdenes del coronel Celestino Vidal. También intervino en
la campaña contra los indios de Carrera que saquearon el Salto, en
los últimos meses de 1820.
Restablecida la calma, el sargento mayor Ramón Rodríguez marchó
en los primeros meses de 1821 de guarnición a la Villa de Luján,
con el 2º de Cazadores, punto en el que permaneció varios meses,
regresando después a Buenos Aires con su cuerpo, en el que revistó
hasta el 14 de noviembre de 1822, en que pasó a revistar a la Plana
Mayor del Ejército de la provincia de Buenos Aires.
En esta situación de revista obtuvo su reforma militar el 12 de febrero
de 1823.
El 1º de marzo de 1825 fue nuevamente incorporado al servicio activo,
y el día 23 del mismo mes se puso en marcha para Salta, acompañando
al coronel Lamadrid y llevando dos o tres oficiales. Todos iban a incorporarse
a las fuerzas norteñas que el gobernador de aquella Provincia, el insigne
general D. Juan Antonio Alvarez de Arenales, alistaba para colaborar con los
vencedores de Ayacucho en la terminación de la guerra de la Independencia,
las que debían marchar al Norte, sobre las tropas reales que operaban
en la región de Chuquisaca, al mando de Olañeta, pero cuando
llegaron a Salta ya se había producido la muerte de aquel general y
habiendo enfermado Lamadrid en el pueblo de Nazareno, debieron detenerse allí,
hasta que pudieron retrogradar a Salta a principios de julio de 1825. Allí
el coronel Lamadrid recibió la comisión de conducir el contingente
de las provincias del Norte que debía formar parte del ejército
que se iba a organizar para hacer la guerra al Brasil. En tales circunstancias
Lamadrid derrocó en el mes de noviembre al gobernador López,
de Tucumán, apoderándose del poder.
El coronel José María Paz reemplazó al coronel Lamadrid
en el mando de aquel contingente, por decreto del P. E. N. de 13 de diciembre
de 1825 y en el cual también se establecía que el sargento mayor
Rodríguez debía incorporarse a él. El coronel Paz dispuso
que aquel permaneciese en Tucumán hasta que el gobernador Lamadrid
le entregase el contingente de tucumanos, mientras él proseguía
su viaje a Buenos Aires. Por fin, en el mes de marzo de 1826, Rodríguez
partió con los 70 u 80 tucumanos que le entregó Lamadrid, incorporándose
con dicho contingente al Regimiento Nº 3 de Caballeróa, donde
recibió el comando del 2º escuadrón, el 24 de abril de
aquel año. Hizo la campaña a las órdenes del general
Alvear, desempeñando desde el 9 de diciembre las funciones de ayudante
de éste (reteniendo el cargo en su cuerpo), interviniendo en la gloriosa
jornada de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827. Por su actuación
en esta batalla, el 4 de marzo fue designado teniente coronel del Regimiento
1º de Caballería, interviniendo en la campaña que realizó
el general Alvear sobre el Río Grande, que terminó con el combate
de Camacuá, el 23 de abril de 1837. Acampando el Ejército Republicano
en el Cerro Largo desde el mes de junio, el 1º de Caballería quedó
en aquel acantonamiento. Recibió los cordones y el escudo a los vencedores
de Ituzaingó.
En la campaña del Brasil, el comandante Rodríguez fue designado
por el general Alvear para desempeñar interinamente las funciones de
Jefe de E. M. con fecha 15 de octubre de 1826, cargo que desempeñó
hasta fines de aquel mes, en que se hizo cargo el general Soler. Por su comportamiento
en tan importante puesto, el comandante Rodríguez mereció el
siguiente concepto del coronel escalada y del general Alvear: “Sr. Inspector
General: En cumplimiento del mandato de V. S. digo: Que el Sr. Coronel Rodríguez
pasó a la Banda Oriental de comandante del Regimiento 3º de Caballería,
en la época que cita y trabajo en su organización con todo el
empeño que exige la creación de un cuerpo.- Manuel Escalada”.
Y del general Alvear: “Sr. Inspector General: El coronel D. Ramón
Rodríguez fue empleado por mi para desempeñar una comisión
de mucha importancia cerca del Gobernador y Junta de Representantes de la
Provincia Oriental, cuando aquel país se hallaba envuelto en guerra
civil; el modo hábil y prudente con que se desempeñó
en esta delicada circunstancia, correspondieron completamente a justificar
lo acertado de la elección y como una justificación de su mérito
fue encargado interinamente del mando del E. M. en la época justamente
en que llegado el Ejército al Arroyo Grande, había que hacerlo
todo, y gravitaba sobre el Jefe del E. M. un trabajo ímprobo y asiduo.
El coronel Rodríguez desempeñó con su acostumbrada habilidad
tan difícil comisión, uniendo a ella una lealtad de conducta
digna del mayor aprecio. La presencia del general Soler, Jefe del E. M. del
Ejército, hizo volver al coronel Rodríguez a su Regimiento,
habiendo merecido los reconocimientos del que suscribe por su brillante desempeño
como Jefe del E. M. interino. En Ituzaingó sus servicios fueron como
siempre, los de un valiente, hábil y honrado militar: estas calidades
me hicieron elegirlo cuando llegó el Ejército a formar sus cuarteles
en el Cerro Largo, para desempeñar varias comisiones de importancia
cerca del Gobierno Provincial y en el Departamento de Canelones. El Sr. Coronel
Rodríguez todo el tiempo que ha servido bajo mis órdenes se
ha hecho admirar por su puntualidad en el servicio, el acierto en su desempeño,
por su honrada comportación, unido a su carácter prudente y
a una conducta muy subordinada.- Buenos Aires, 5 de agosto de 1832.- Carlos
M. de Alvear”.
El 29 de octubre de 1827 reemplazó al coronel José Paulino Rojas
en la comandancia militar de Patagones, donde organizó dos compañías
de infantería de línea y un escuadrón de milicias. Descubrió
y sofocó una conspiración; y el 29 de octubre de 1828 batía
completamente a los indios a inmediaciones del “Potrero Batel”,
quitándoles las haciendas que habían tomado en las incursiones
que habían practicado en la zona próxima a Patagones. En dicho
combate, que fue iniciado a las 7 de la mañana de aquel día,
los indios tuvieron varios muertos y se llevaron sus heridos.
El comandante Rodríguez fue reemplazado en aquel cargo por el teniente
coronel José Gabriel de la Oyuela, regresando a Buenos Aires a comienzos
de mayo de 1829. Al mes siguiente se incorporó a las divisiones a las
órdenes del Comandante General de Campaña, D. Juan Manuel de
Rosas, siendo promovido a coronel graduado del Regimiento Nº 3 de Milicias
de Campaña, el 24 de junio de igual año.
El 5 de octubre del mismo recibió la efectividad de coronel y marchó
a la cabeza del 1er escuadrón del Regimiento Nº 2 a incorporarse
a las fuerzas del coronel Angel Pacheco, habiendo realizado la campaña
de reconocimiento del Salado, asistiendo a la acción del 10 de abril
de 1830, contra los salvajes, por la que mereció la medalla acordada
por el Superior Gobierno.
El 16 de febrero de 1831 marchó a la villa de Luján, donde formó
con los contingentes de los pueblos inmediatos un batallón provisorio
de infantería, con el que se incorporó al Ejército de
Reserva mandado por el general Juan Ramón Balcarce con el que hizo
la campaña de Córdoba contra el General Paz. En febrero de 1833
formó parte del Tribunal Militar que juzgó la conducta del comandante
de la “Sarandí”, José María de Pinedo, con
la que se hallaba en las Malvinas cuando tomó posesión de estas
islas la fragata británica “Clio”.
Al mes siguiente partió en la expedición al Desierto mandada
por Rosas, estando el coronel Rodríguez encargado de los “Piquetes
de Línea” de la División Izquierda. De regreso de aquella
campaña, en la cual Rodríguez batió la indiada de Yanquetruz
logrando la rendición de algunos caciques, pasó a la P. M. A.
hasta el 1º de abril de 1834, en que fue nombrado jefe del Batallón
“Defensores de Buenos Aires”, cargo que renunció el 1º
de abril de 1835, en que se destinó a la P. M. del Ejército.
El 1º de octubre de ese mismo año pasó a la Plana Mayor
de edecanes del Restaurador y a fines del mismo mes, el coronel Rodríguez
fue encargado de ir a recibir en el Arroyo del Medio, límite territorial
con Santa Fe, a los hermanos Reynafé, enviados desde Córdoba
para ser juzgados por el asesinato de Quiroga en Barranca Yaco. A comienzos
de 1836 recibió de Rosas la misión de trasladarse a Córdoba,
a cuyo efecto, partió de Buenos Aires escoltando una galera roja, que
era en la cual se iban a colocar los restos del general Quiroga: éstos
fueron transportados a Pucará en procesión pública, donde
los recibió el coronel Rodríguez, labrándose un acta
al efectuarse la entrega. El 7 de febrero llegaba a esta Capital con su fúnebre
carga.
Con motivo de las violaciones de los anglo-franceses de los derechos argentinos,
con el fin aparente de auxiliar a los unitarios, fue necesario tomar medidas
defensivas a lo largo del litoral del río Paraná: el 31 de octubre
de 1845 partió de Santos Lugares el coronel Ramón Rodríguez,
con la mayor parte de las fuerzas que iban a defender la Vuelta de Obligado,
a donde llegó el 8 de noviembre.
En la acción de este último nombre, librada el día 20
del mes de referencia contra las escuadras francesa e inglesa, aliadas, el
coronel Rodríguez, al mando de los cuerpos de “Patricios de Buenos
Aires”, que sumaban 500 infantes, se batió con sin igual bravura.
Cuando las tropas aliadas de desembarco trataron de poner pie en la orilla
del río, el coronel Rodríguez, por dos veces consecutivas, repelió
tales intentos, cargando briosamente a la bayoneta. Por su heroico comportamiento,
conjuntamente con otros jefes, mereció en el parte del General en Jefe
la siguiente mención: “son dignos del renombre de intrépidos
y serenos guerreros”.
Tomó parte también en otros hechos de armas contra la flota
aliada, en el Quebracho. En 1850 era diputado a la Legislatura, continuando
en su situación de revista en la Plana Mayor de edecanes hasta junio
de 1852. El 13 de julio de 1852, habiendo fallecido el general Felipe Heredia,
que desempeñaba la Inspección del Resguardo de Buenos Aires,
fue reemplazado por el coronel Blas José Pico, siendo sustituido este
último en la Inspección y Comandancia General de Armas por el
coronel Rodríguez. El 24 de diciembre del mismo año se decretó
la formación del Tribunal Militar de conformidad a la Ley del 9 de
dicho mes, presidido por el general Zapiola. Fueron fiscales del mismo el
teniente coronel Nazar y el capitán Marcos Vergara y vocales los coroneles
Blas J. Pico y Ramón Rodríguez, cargo que desempeñó
este último hasta el mes de diciembre de 1853, en que pasó a
ocupar la capitanía del puerto de Buenos Aires. El 5 de octubre de
1854 le fue aceptada la renuncia que hizo de este puesto, siendo subrogado
interinamente y con retención de cargo de ayudante del Riachuelo que
ejercía, por el coronel Francisco Seguí.
En la misma fecha el coronel Rodríguez pasó a revistar en la
P. M. A., donde permaneció hasta el 1º de marzo de 1855, en que
pasó a la P, M. I. volviendo a Activa el 7 del mismo, donde figuró
hasta junio de 1857, fecha en que fue nombrado vocal de la “Comisión
de Marina”, cesando en este puesto el 28 de enero de 1864, en que fue
reemplazado por el teniente coronel Antonio Somellera, pasando Rodríguez
a la P. M. D.
El coronel Ramón Rodríguez falleció en Buenos Aires el
18 de noviembre de 1866, a la edad de 75 años. Había formado
su hogar con doña Concepción Líate y Elía, natural
de Montevideo, matrimonio realizado en Buenos Aires, en la Catedral del Norte,
el 14 de abril de 1818. La esposa del coronel Rodríguez era hija de
D. Luis Líate y de doña Toribia Elía.
En la batalla de Sipe-Sipe el después coronel Ramón Rodríguez
había caído en poder de los enemigos victoriosos que se disputaban
el derecho de ultimarlo con cobarde saña. Fue salvado gracias al arrojo
personal del capitán Juan pascual Martínez, ayudante del general
Fernández de la Cruz, que lo arrancó de manos de los españoles.
Fuente: Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas
– Buenos Aires (1939).
Oscar
J. Planell Zanonem - Oscar A. Turone
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