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EFEMERIDES
HISTORICAS ARGENTINAS |
24 de mayo de 1866 – Batalla de Tuyutí
En las pantanosas
márgenes de la orilla paraguaya del Paraná emerge el campo de
Tuyutí a la manera de una isla entre un mar de esteros y pantanos.
Solano López, al concentrar sus fuerzas al norte –en Paso Pucú-
se lo brindaba a Mitre, porque su plan estaba en encerrar allí a los
ejércitos aliados para vencerlos en una batalla definitiva. Grave error,
pues teniendo frente suyo a un general como Mitre, no debió emplearse
en una sola batalla, siempre aleatoria, sino desgastar al adversario en una
lucha larga. Pero Solano López aún no sabía quién
era Mitre.
Su plan consistía en encerrar a los aliados en la ratonera de Tuyutí
y batirlos por los cuatro puntos cardinales. El teniente coronel José
Eduvigis Díaz (futuro general y héroe de Curupaity) simuló
en Estero Bellaco, con 5.000 hombres, una defensa de la entrada de Tuyutí
(2 de Mayo): por sorpresa cayó sobre las avanzadas aliadas, tomándoles
cuatro cañones a los brasileños, que arrastraría en triunfo
al campamento de Paso-Pucú. Ese movimiento engañó a Mitre,
que ordenó la ocupación de Tuyutí (20 de Marzo). Debió
ser lo esperado por López que cuatro días después ordena
descolgarse en Tuyutí por el norte, sur, este y oeste, a todos los
efectivos del ejército.
López buscaba en una sola batalla la decisión de la guerra.
Con 25.000 hombres se lanzó contra 39.000 aliados (21.000 brasileños,
16.000 argentinos y 2.000 orientales). Pero, el movimiento no fue bien coordinado,
y el retardo de la derecha paraguaya mandada por el general Barrios, cuya
misión era envolver a los aliados por retaguardia, malogró la
sorpresa. No obstante, los paraguayos estuvieron al borde de una victoria
que hubiera sido desastrosa para los aliados; pero finalmente debieron replegarse
por los estragos que les hizo la artillería brasileña. Se fueron
dejando un número impresionante de caídos: 5.000 muertos según
el parte paraguayo, 7.000 en el aliado; y una cantidad igual de heridos. La
suma de muertos y heridos aliados fueron: 4.000 según ellos, 8.000
para los paraguayos.
Tuyutí fue la batalla más sangrienta habida hasta ese momento
en América del Sud; entre 13.000 y 15.000 muertos en sus cinco horas
de combate. “Nos salvó de la derrota –se ve obligado a
confesar Mitre- la sabia providencia del general Osorio (jefe de la división
brasileña), que mandó colocar en una posición estratégica
a la artillería imperial del coronel Emilio Luis Mallet”. Allí
se hundió toda la posibilidad de triunfo paraguayo. Pero el desconcierto
de Mitre impedirá a los aliados aprovechar el triunfo. Si ese 24 de
Mayo Mitre hubiera tenido conciencia de una victoria, habría ordenado
la inmediata marcha hacia Paso-Pucú: López que se había
jugado el todo por el todo, no estaba en condiciones de oponerle resistencia.
Pero Mitre no sabía –como en Pavón- si había ganado
o perdido, y resolvió quedarse en Tuyutí hasta esperar lo que
hiciera López. Esa demora habría de pagarse cara: fue un triunfo
malogrado –“la victoria sin cabeza”- que engendraría
la molicie y la indisciplina entre los triunfadores. Nadie mejor que el argentino
Francisco Seeber ha descripto la situación difícil del campamento
después del triunfo:
“Hay una anarquía descomunal; cada cuerpo maniobra según
el capricho y la inteligencia de su jefe. El coronel Chenault dice que somos
una montonera con música y podría agregar también que
con mala música. A los paraguayos prisioneros los hacemos pelear en
nuestras filas; yo mismo tengo uno como asistente”.
Las costumbres bélicas contraídas en Uruguayana no se habían
perdido: prisionero que caía en poder de los aliados, o iba a sus filas
como “voluntario de la libertad” o a los cafetales como esclavo.
La guerra estaba ganada, pero se tardaría cuatro años en acabarla.
Los brasileños, que atribuían el triunfo a Osorio, se quejaban
de que Mitre retardase las operaciones. Después de Tuyutí no
quiso dejar el campamento, hasta que el 2º Ejército brasileño
al mando de Marquéz de Souza, fuerte de 12.000 hombres, que se preparaba
a entrar en Paraguay por la frontera brasileña, no viniera a reunírsele
en su campo. Pero después, tampoco quiso salir esperando más
refuerzos. Marqués de Souza y Osorio se opusieron a Mitre (ambos proponían
marchar contra Paso-Pucú y de allí a Asunción), pero
el General en Jefe era el General en Jefe. Osorio acabó por pedir su
reemplazo; el mariscal Polidoro da Fonseca Quintanilla Sordao lo sucedió.
Mucho nombre y mucho grado.
No solamente quedó inmovilizado el ejército aliado en Tuyutí,
pese a la victoria. Tampoco la escuadra brasileña, no obstante su triunfo
en Riachuelo, avanzaba por el río Paraguay hacia su objetivo preciso
de Humaitá. Una picardía paraguaya detenía a los buques
del intrépido Tamandaré: una hilera de damajuanas tendidas de
costa a costa, que el almirante suponía que eran minas.
Fuente: La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas – José
María Rosa
Oscar
J. Planell Zanonem - Oscar A. Turone
Agrupación
Patricios Reservistas
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