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HISTORICAS ARGENTINAS |
24 de Julio de 1826 – Nacimiento de Francisco Solano López
Francisco Solano López nació el 24 de julio de 1826 en Manorá,
Asunción. Fue el primero de los cinco hijos legítimos de Don
Carlos Antonio López y doña Juana Carrillo. Sus hermanos fueron
Inocencia, casada luego con el General Vicente Barrios; Venancio; Rafaela,
quien contrajo matrimonio con don Augusto Acevedo Pedra; y Benigno. Su padrino
fue don Lázaro Rojas Aranda. Realizó sus primeros estudios con
el maestro argentino Juan Pedro Escalada y, más tarde, con el jesuita
Bernardo Parés. Tenía quince años cuando su padre accedió
a la vida pública tras el fallecimiento de José Gaspar de Francia.
Leía mucho, aprendió a hablar correctamente el francés
y algo de inglés aún antes de su viaje a Europa.
Ingresó muy joven al ejército, que en esa época era muy
precario, siendo precisamente obra suya la optimización y profesionalización
del mismo. En 1845, era ya coronel y al año siguiente fue nombrado
comandante del cuerpo expedicionario cuando la Alianza suscrita por el Paraguay
con la provincia de Corrientes por el tratado del 2l de noviembre de 1845,
determinó la ayuda militar. Dice Arturo Bray: “En 1846 estaban
ya frente a frente y en son de guerra, las provincias de Corrientes y Entre
Ríos; esto es, Madariaga, gobernador de la primera, y el general Urquiza,
por aquel entonces hombre de Rosas”. Formó un ejército
de 4200 hombres que debía ponerse bajo las órdenes del general
Paz en Villa del Pilar. Allí conoció a Juanita Pesoa, de quien
tendría tres hijos naturales. Antes de la partida, el ejército
realizó el primer juramento a la bandera paraguaya, creada por ley
del 25 de noviembre de 1842. El cuerpo expedicionario regresó a Paraguay,
en 1846, sin haber entrado en combate. En el año 1849, fue comandante
de la división paraguaya que reocupó las Misiones al sur del
Paraná y, posteriormente, fue nombrado jefe del ejército nacional,
con asiento en Pilar.
En 1853, con el cargo de brigadier general partió en misión
especial a Europa. El objetivo era establecer relaciones diplomáticas
con Gran Bretaña, Francia, Prusia y Cerdeña, pero también
el objetivo era adquirir barcos y armamentos. En París, conoció
a la irlandesa Elisa Alicia Lynch, quien sería su compañera
y la madre de sus hijos. Durante su misión, firmó un contrato
de colonización para establecer una colonia Nueva Burdeos, en el actual
asiento de Villa Hayes y adquirió el buque “Tacuarí”
y armamentos en Inglaterra. Regresó a fines de 1854. En 1856, fue destacado
para viajar a Río de Janeiro con el fin de establecer un tratado con
el canciller Paranhos sobre navegación de los ríos. A causa
de una enfermedad fue reemplazado por José Berges. Fue nombrado Ministro
de Guerra ese mismo año. En 1858, actuó como plenipotenciario
especial para efectivizar el tratado con Paranhos, en Asunción.
El 27 de setiembre de 1859, partió de Asunción a bordo del “Tacuarí”,
acompañado por un séquito formado por el mayor José María
Aguiar, el capitán Rómulo Yegros y los alféreces José
Díaz y Pedro Duarte con la misión de mediar en el conflicto
entre los gobiernos de Paraná y Buenos Aires. El acuerdo firmado el
11 de noviembre y que se conoce como el Pacto de San José de Flores
establecía que Buenos Aires se declara integrante de la Confederación
Argentina siendo la República del Paraguay el garante del cumplimiento
del convenio solicitado tanto por el Excelentísimo Presidente de la
Confederación Argentina como por el Excelentísimo Gobierno de
Buenos Aires. López recibió altos honores y el titulo de “pacificador”,
de parte de los generales Mitre y Urquiza, entre otras personalidades argentinas.
De regreso al país se abocó a organizar un moderno ejército
disciplinado, visitando constantemente la fortaleza de Humaitá (cuyas
ruinas siguen hoy), recién construida. A mediados de 1862, fue designado
sucesor de su padre en el gobierno en caso de acefalía, hasta tanto
se reuniera un Congreso para elegir un nuevo mandatario. El 10 de setiembre,
muere Don Carlos Antonio López. Francisco Solano, Ministro de Guerra,
asume provisoriamente. El 16 de octubre de 1862, el Congreso lo eligió
presidente por un periodo de 10 años.
Durante los primeros 3 años, su gobierno se caracteriza por una intensa
actividad en la administración pública, se prolongó el
ferrocarril (el primero de Sudamérica) hasta Pirayú, se inició
la construcción del Palacio de Gobierno, del Oratorio de la Virgen
de Asunción y del Teatro Nacional. Se fundaron nuevas escuelas y se
otorgaron becas a jóvenes estudiantes para Europa. Creó un nuevo
campamento en Cerro León, en el que reunió a cinco mil soldados.
El Brasil estaba interviniendo abiertamente en la política interna
del Uruguay apoyando al general Flores y a su partido colorado. Ante un pretendido
conflicto en la frontera de Río Grande do Sul, Brasil envió
a José A. Saraiva para exigir reparaciones al gobierno uruguayo. Vázquez
Sagastume, ministro uruguayo, sin autorización del gobierno (según
algunos autores), requirió el 13 de junio de 1863, la mediación
del Paraguay en el conflicto entre el Uruguay y el Brasil. El gobierno paraguayo
informó a Brasil que aceptaba ejercer la mediación solicitada
por el ministro uruguayo. Mientras tanto en Uruguay la mediación estaba
a cargo de un tercero, formado por el ministro inglés Thorton, el canciller
argentino Elizalde y el representante brasileño Saraiva, que trataba
de poner fin a la guerra civil (uruguaya) entre blancos y colorados. Brasil
respondió que consideraba innecesaria su mediación y el gobierno
uruguayo declaró que no precisaba de los buenos oficios del gobierno
paraguayo.
Poco después Brasil inició los actos de agresión contra
el gobierno blanco del Uruguay, López, confirmó su temor de
que Brasil extendiera su imperio primero en Uruguay y luego en Paraguay, ante
la no clarificación de los hechos por parte del ministro imperial Sauvan
Vianna de Lima. El 30 de agosto, en una nota dirigida a Lima, por el canciller
Berges señalaba que el gobierno de la República del Paraguay
consideraba cualquier ocupación del territorio oriental por fuerzas
imperiales como atentatorio al equilibrio de los Estados del Plata y que esta
situación interesaba a la República del Paraguay como garantía
de su seguridad, paz y prosperidad. Brasil invadió a Uruguay. El gobierno
paraguayo secuestró el buque “Marqués de Olinda”,
que el 10 de noviembre de 1864 entraba a la rada de Asunción. El día
12, Berges comunicó al representante brasileño que quedaban
rotas las relaciones diplomáticas y prohibida la navegación
de los ríos de la República a los brasileños.
La campaña de Matto Grosso, fue confiada al general Vicente Barrios
y partió el 24 de diciembre de 1864 con 3200 hombres en cinco vapores
y tres goletas. El objetivo se cumplió con éxito.
Para llegar al estado brasileño de Río Grande do Sul, López,
debía necesariamente cruzar por el territorio argentino. Informó
entonces a Urquiza advirtiendo que ese cruce necesario no era “una amenaza
a las provincias amigas de Entre Ríos y Corrientes, ni al gobierno
nacional argentino”. El general Urquiza expresó su apoyo a López,
y le aconsejó solicitar oficialmente el tránsito al gobierno
de Buenos Aires. El 14 de enero de 1865, Berges solicitó al canciller
Elizalde que “los ejércitos de la República del Paraguay
puedan transitar el territorio argentino de la provincia de Corrientes en
el caso de que a ello fuesen obligados por las operaciones de la guerra...”.
El Congreso extraordinario del 5 de marzo nombró a López, Mariscal
de los Ejércitos de la República, creó la Orden Nacional
del Mérito, autorizó la contratación de un préstamo
y el 17 de ese mes, ante la noticia que la Argentina había permitido
la subida del río Paraná a la escuadra brasileña del
almirante Tamandaré que venia a bloquear Tres Bocas, autorizó
la declaración de guerra al gobierno argentino.
Una columna paraguaya al mando del general Robles atacó y ocupó
la ciudad de Corrientes avanzando hacia el sur. El 1° de mayo de 1865
el canciller argentino Elizalde, el representante brasileño Octaviano
y el uruguayo Carlos de Castro firmaron el tratado secreto de la Triple Alianza.
Salió de Encarnación otro ejército a las órdenes
del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia. El Mariscal López
trasladó su Cuartel General a Humaitá. A fines de junio, el
general Robles fue sometido a proceso y fusilado por indisciplina. Lo reemplazó
el general Resquín. La división del teniente coronel Estigarribia
se había apoderado de Uruguayana y su segundo Duarte ocupado Paso de
los Libres. El 17 de agosto, el destacamento Duarte fue casi exterminado en
la batalla de Yatay. Los aliados se concentraron luego sobre Uruguayana y
el 19 de setiembre, Estigarribia se rindió.
Se evacuó el territorio de Corrientes y se establecieron en Paso de
Patria. Se inicia la segunda etapa de la guerra, cuyas campañas más
destacadas son las de Humaitá, Pikysyry y Las Cordilleras. La victoria
de Curupayty frena la ofensiva aliada. El ejército paraguayo pelea
en Corrales, Estero Bellaco, Tuyuty, Yatayty-Corá, Boquerón
y Sauce. Cae Humaitá y López traslada su Cuartel General a San
Fernando al norte del río Tebicuary. Una serie de informes llegados
de Asunción, hacen que el gobierno acuse de conspiración y connivencia
con el enemigo a figuras principales y se crean los tribunales que sentencian
como culpables a los hermanos del Mariscal, Venancio y Benigno, sus dos cuñados
Saturnino Bedoya y el General Barrios, al Canciller Berges, al Obispo Palacios
y a centenares de hombres y mujeres. Es señalado como cabeza de la
conspiración el ministro norteamericano Washburn junto con los cónsules
de Francia, Italia y Portugal. De junio a diciembre de 1869 fueron fusiladas
casi 400 personas.
Después vendrán heroicas batallas. El 14 de febrero de 1870,
el ejército se retira hasta Cerro Corá. Una columna brasileña
despachada desde Concepción al mando del general Correa da Cámara
se enfrenta el primero de marzo con el ejército de 200 hombres del
Mariscal López. Fue herido de un lanzazo en el bajo vientre y de un
sablazo en la frente. Auxiliado llega a orillas del río Aquidabán,
y donde es alcanzado por el General Correa da Cámara, quien le intima
a que se rinda. El Mariscal López se batió sable en mano hasta
el final. Su última frase sigue siendo hasta la fecha una materia de
controversia. Algunos historiadores señalan que dijo: “¡Muero
por la Patria!” y otros: “¡Muero con la Patria!”.
Negándose a entregar su espada fue herido por otro soldado que lo ultimó
de un tiro al corazón.
Fuente: Eligio Fariña. Patria Grande, Asunción, Paraguay
Oscar
J. Planell Zanonem - Oscar A. Turone
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